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Enfermedad hepática canina, ¿qué la causa y cómo se trata?

Canine Liver Disease, What Causes It, How Is It Treated?

El hígado desempeña muchas funciones, todas ellas esenciales para la salud. El hígado almacena y libera glucógeno. Esto es vital para aprovechar las reservas de energía. Crea agentes coagulantes de la sangre. Tiene una función en la eliminación de toxinas y procesa y descompone los medicamentos. Un sistema digestivo en pleno funcionamiento requiere ácidos biliares y estos se producen en el hígado. Excreta bilirrubina, un componente de los glóbulos rojos y metaboliza proteínas, vitaminas, carbohidratos, grasas y minerales de los alimentos ingeridos.

Causas

Éstos son muchos y diversos. Ocasionalmente, un perro puede nacer con un defecto, conocido como derivación portosistémica congénita. Un vaso sanguíneo pasa por alto el hígado y la consiguiente incapacidad para lidiar con las toxinas enferma a la víctima con bastante rapidez. Las derivaciones también pueden ocurrir en el perro adulto cuando la presión arterial alta provoca una acumulación de sangre en el hígado. La respuesta del cuerpo es intentar evitar la congestión, pero las células del hígado también quedan marginadas por esta reacción.

El hígado es propenso a ser atacado por parásitos como el gusano del corazón. Puede verse afectado negativamente por hongos, invasión bacteriana y desafío viral. Dos enfermedades que comprometen el órgano son la hepatitis y la leptospirosis. El riesgo de sufrirlos puede reducirse enormemente mediante la vacunación profiláctica.

Los hongos patógenos se encuentran en todas partes del medio ambiente y los perros vulnerables por alguna razón, como una enfermedad, un tratamiento agresivo contra el cáncer o simplemente el cansancio inmunológico debido a la edad avanzada, pueden sucumbir. Un conducto biliar bloqueado puede causar problemas cuando la bilis no puede llegar del hígado a la vesícula biliar.

Dolencias como el hiperadrenocorticismo (Cushings), la diabetes y los problemas con la función tiroidea (todos tratados en otra parte de esta serie de artículos) pueden provocar trastornos en el hígado. Lamentablemente, al igual que ocurre con el paciente humano, el cáncer de hígado, primario o secundario, no es en absoluto desconocido en el perro. Algunas razas, como los West Highland White, los Doberman y los Bedlington Terriers, son vulnerables a la toxicidad del cobre, lo que los predispone a la hepatitis.

Curiosamente, algunas razas de ovejas, como las Suffolks y las Texels, también son propensas al envenenamiento por cobre. Se ha sugerido que algunos aditivos alimentarios y colorantes contribuyen al compromiso hepático, al igual que las toxinas ambientales y las reacciones adversas a medicamentos recetados para una afección no relacionada. La anemia hemolítica (también tema de un artículo anterior) es una causa isquémica de mal funcionamiento del hígado, ya que una restricción en el suministro de sangre provoca una oxigenación inadecuada de los tejidos.

Síntomas

Como el hígado es responsable de tantas tareas variadas, se puede apreciar que los síntomas pueden aparecer y progresar rápidamente. Cuando se permite que la bilirrubina se acumule en la sangre, se producirá ictericia. En pacientes humanos esto se manifiesta como un color amarillento de la piel. Como la piel o el pelo cubren a la mayoría de los perros, esta decoloración se observa en la conjuntiva del ojo, la parte interna sin pelo de la oreja y las encías.

Dos síntomas familiares para los lectores de estos artículos son la polidipsia y la poliuria. Ambos pueden estar presentes en la enfermedad hepática y en la orina de color naranja. Como el hígado es una parte esencial de un sistema digestivo sano, se pueden observar síntomas gastrointestinales como vómitos y diarrea. La anorexia y la pérdida de peso, así como las heces de color anormal, son otras señales de advertencia. La hidropesía (ascitis) puede acumularse en el abdomen, dando lugar a una apariencia hinchada. Si se desarrollan altos niveles de toxicidad, el perro puede experimentar convulsiones y si se siente mal debido a una sobrecarga tóxica, claramente estará letárgico y tendrá intolerancia al ejercicio.

Diagnóstico

En perros que acuden a una evaluación veterinaria con signos indicativos de enfermedad hepática, el primer paso suele ser evaluar la capacidad del órgano para realizar su trabajo. Por tanto se realizará una prueba de función hepática mediante una muestra de sangre. Las enzimas hepáticas elevadas, presentes en la sangre, también son indicativas de algún mal funcionamiento. Si se sospecha una causa infecciosa o inflamatoria, puede resultar útil un hemograma completo. Si se cree que hay una neoplasia u otro tipo de crecimiento, los rayos X y/o la ecografía pueden brindar información valiosa. Se pueden realizar biopsias de tumores y el conocimiento adquirido con todas estas pruebas se puede utilizar para determinar un protocolo de tratamiento.

Tratamiento

Si una enfermedad endocrina como la diabetes es el factor precipitante, entonces esa enfermedad debe tratarse adecuadamente. Una dieta especial, rica en carbohidratos y baja en proteínas, puede ayudar a aliviar la tensión de un hígado comprometido al reducir los niveles de amoníaco en la sangre. Se pueden administrar agentes para unir y, por tanto, eliminar toxinas. Los antioxidantes ayudan a aliviar la tensión y la vitamina K puede abordar los problemas de sangrado.

Los antibióticos para las infecciones bacterianas o los antimicóticos para las infecciones por hongos pueden ser útiles si estos son los desafíos que enfrenta el hígado. Los casos graves deben recibir terapia de rehidratación de líquidos si es necesario. El apoyo nutricional, a través de un catéter, para suministrar nutrientes esenciales podría ser parte de un programa de estabilización. Si se descubre que el problema es una derivación, la cirugía puede ofrecer un buen resultado. La presión arterial debe mantenerse dentro de los parámetros normales y restablecerse el equilibrio electrolítico. Los tumores pueden tratarse mediante intervención quirúrgica, pero mucho dependerá del grado de avance del tumor.

Pronóstico

Esto es muy variable, dependiendo de la causa y la gravedad de la enfermedad. Como sabrás, el hígado es un órgano extraordinario que puede regenerarse. Por lo tanto, el daño, si no es demasiado avanzado o grave, puede detenerse e incluso revertirse mediante la creación de tejido sano. Se ha postulado que el hígado puede perder hasta el 75% de su función y aún así poder realizar sus funciones. Sin embargo, esto tiene una otra cara de la moneda. El sistema del perro puede sufrir daños importantes antes de que los síntomas evidentes impulsen una evaluación profesional.

Si la enfermedad es crónica o cancerosa, el pronóstico es más reservado. Incluso en estos casos, sin embargo, se puede hacer mucho para mejorar el confort y mantener una calidad de vida razonable durante algún tiempo. Como ocurre con todas las enfermedades caninas, un propietario observador, que actúa rápidamente y busca consejo veterinario, junto con la posterior identificación correcta de la naturaleza del problema y la terapia adecuada, ofrece las mejores posibilidades para el paciente canino.

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